Las Cisternas Romanas de Monturque constituyen uno de los más valiosos ejemplos de la ingeniería hidráulica romana en la Península Ibérica. Se trata de un gran decantador de agua, uno de los mejores conservados de Hispania. Datan de principios del siglo I d.C., se componen de doce cámaras abovedadas distribuidas en tres calles paralelas, finalizando en un canal de desagüe por el que dar salida al agua.
Este complejo hidráulico se localiza en el subsuelo del Cementerio municipal de San Rafael rodeado a su vez de una decena de cisternas de carácter privado, de unas termas romanas y de la cimentación subterránea de una gran edificio civil -con la catalogación de Criptopórtico- en el entorno del Mirador de Los Paseíllos.
La disposición de estas construcciones manifiesta que sobre la gran cisterna debió situarse el foro, o gran plaza de la localidad, constituyendo esta zona la de mayor monumentalidad de la población.
Adentrarse en las Cisternas Romanas de Monturque supone retroceder dos mil años en el tiempo y descubrir el esplendor de la Bética Romana, de sus gentes y su cultura, cuya herencia sigue vive a lo largo de los siglos.